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La Exploradora

Foto del escritor: Fede AntenoreFede Antenore

En el mundo de las Anomalías, no sólo los machos

son guerreros, sino también las hembras. De

hecho, ellas demostraban gran destreza al blandir un

arma. Por lo general, en el llamado proceso de elección

espiritual, las hembras eran seleccionadas por las

bestias para pelear y proteger sus tierras. En sus años

de duro entrenamiento, durante días de calor extremo

y noches invernales, se esforzaban para llevar esa capacidad

al máximo.

Un mediodía, acompañada de su cuervo, una Anomalía

decidió explorar lugares fuera del alcance de su

tribu. Se alejaron por un sendero que conducía hacia

el bosque en el cual tenían prohibido aventurarse. Los

chamanes narraban historias de energías oscuras y

manipuladoras que habitan en aquel bosque. Tenían

formas inertes y olor pestilente. Figuras de sombras

que rondaban lugares húmedos y consumidos. Son los

llamados “Entes”.

—Debemos cruzar por este sendero hacia el río, por

allí entraremos al bosque — señaló la Anomalía.

-Pero…¿Es seguro, amiga mía? –Pensó la Bestia desconfiada

del viaje que estaban por emprender.

—Sí, ¡por supuesto! —Manifestó enérgica—, ya escuchaste

al chaman, no debemos ir allí. Pero esta noche

en especial siento que algo malo deambula. Y si es lo

que creemos… es perverso, y hay que acabar con él.

—Pero si lo que quieres es aventurarte, ¿por qué no

traer más guerreros?

— Porque no nos entienden ¿Por qué no son capaces

de entender nuestros ideales? Nuestra tribu nunca

acude a batallas que no le competen. Yo en cambio deseo

acabar con estos seres que pudren el bosque, matan

animales e intoxican las aguas que en ocasiones no

podemos beber por días…

El cuervo entendió en su corazón lo que sentía su amiga.

Respiró hondo y tomo el impulso de salir volando

hacia el bosque

— ¿¡¡¡Qué haces!!!? — Gritó eufórica la Anomalía—

¡¡Ven aquí!!

Y salió corriendo detrás de él. Sintió dentro de ella

que su amigo partió a reconocer la zona primero, para

protegerla aunque ese lugar era demasiado peligroso

para un pequeño cuervo. Corrió y corrió detrás de él

alcanzándolo dentro del bosque. Observo entonces a

su Bestia inmóvil, y al alzarla del suelo y recostarla en

su yelmo, noto que estaba paralizada por el pánico.

Algo había allí, que la atemorizaba. Y al percibir una

presencia cerca suyo, sujetó su bastón con firmeza…

—Es cierto…un “Ente” está aquí pero... —Susurró temerosa—

es enorme.

Y el bosque entero tembló bajo una pisada gigante.





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